Atención emocional a la infancia en momentos difíciles
Si la semana pasada hablábamos del cuidado de nuestros mayores en estos tiempo difíciles de confinamiento en el que nos encontramos, hoy queremos dedicar este espacio para hablar del cuidado de nuestros más pequeños y pequeñas que han visto como la vida que conocían hasta ahora ha cambiado totalmente para ellos/as. Según la edad podrán entender más o menos lo que está sucediendo, pero aún entendiéndolo de forma global, pueden no estar comprendiendo por qué no ven a sus compañeros, no salir a la compra, no ir al colegio, no salir al parque… Los primeros días es posible que estuviesen con buenos ánimos, unas vacaciones inesperadas, sin colegio, sin deberes. De un día para otro, no iban a ir al colegio y podía parecerles divertido. Pero poco a poco, cada día, se les puede hacer mucho más duro el confinamiento, pues no se parece en nada a una vacaciones. Tienen tareas escolares que quizá no habían previsto y sin embargo han perdido la relación con los compañeros y el juego al aire libre que tenían en el colegio. Y en estos momentos, en muchos casos, las tareas escolares son demasiadas, no apetece hacerlas, no son motivadoras y están generando y aumentando el estrés familiar y frustración infantil y adolescente, por lo que nos estáis contando las familias por las redes sociales. Los padres y las madres nos hemos visto no solo confinados en casa con menores y/o adolescentes, sino atendiendo sus necesidades básicas, sus tareas escolares y también nuestros trabajos, sean telemáticos o presenciales, con una carga de tareas, además de las emocionales, con las que no contábamos. Queremos con este artículo aportar un poco de luz a todo esto que está sucediendo a las familias, intentando aportar herramientas para que todos/as nosotros/as intentemos encontrar un equilibrio que nos reconforte a toda la unidad familiar en esta imprevista cuarentena que se alarga más de lo previsto inicialmente. Será fundamental prestar especial atención emocional a nuestros pequeños/as.¿Qué emociones están sintiendo nuestros menores?
Una adecuada atención emocional a nuestra infancia empieza observándoles. De la alegría inicial es posible que ya se estén resintiendo al llevar tantos días sin aire libre y sin sus actividades cotidianas. Hay que sumar la falta de movimiento y relaciones con sus iguales. Comienzan a experimentar sentimientos de tristeza que, en muchos casos, pasará a la rabia. Y esta sucesión de emociones pueden ocurrir en diferentes momentos a lo largo del día o en diferentes días. Muchas de estas emociones pueden aparecer en los momentos más inesperados, sin verlas venir, que nos pillen desprevenidos.
¿Qué podemos hacer con ellos/as en esta situación?
- Mantener rutinas básicas pero adaptadas a la nueva situación.
Entre ellas, mantener la higiene, ducharse/bañarse y vestirse cada día, como hacían antes, pero ahora sin prisas y con horarios flexibles. Comer a las mismas horas, ahora adaptadas a la familia y al confinamiento. Si en la escuela infantil comían a las 12h y otro hermano/a en el colegio a las 14h podemos adaptarnos y comer en familia como hacemos los fines de semana. Cuidar también la alimentación, que sea variada y sana. Lo mismo con las tareas escolares para quien tenga por su edad, ir haciéndolas pero con flexibilidad. Querer abarcar todo lo propuesto desde el colegio, en el mismo horario escolar pero sin estar en las mismas condiciones, no hará más que añadir estrés a su vida y a la nuestra. Transmitirles calma y comprensión pero debemos ser flexibles.
- Tiempos para jugar.
Juego libre y también en familia. Ahora tenemos tiempo para compartir juegos de mesa, de cartas, inventarnos juegos, sacar plastilina y jugar con ellos. Pero también que ellos mismos tengan juego libre. Incluso que se aburran pero así estarán en disposición para crear juegos nuevos o realizar diferentes actividades.
Los juegos que propongamos pueden ser de disfrute pero también podemos emplearlos para canalizar emociones, hay muchas actividades estos días por las redes sociales.
Nosotras os proponemos este: pueden construir un monstruo con plastilina “el bicho coronavirus” y canalizar ahí la rabia y miedo, aplastándolo o ganándole la batalla. Crear una historia en el que nuestro hijo/a gane. Con este sencillo ejercicio, además de canalizar la rabia generará en los más pequeños la sensación de control y la emoción de poder, al ganar al bicho. Si no hay plastilina en casa podemos realizarla casera o sustituirla por un dibujo.
- Hablad mucho.
Aprovechad estos momentos para contaros cosas que os gustan, las que no os gustan, las que haréis cuando se acabe el confinamiento. Haced asambleas, para comunicar cómo os sentís, qué tenéis previsto hacer hoy, a qué vais a dedicar la mañana o la tarde, o cómo resolver situaciones nuevas que se están dando. Si no lo hacéis ya en familia, os puede servir para empezar a construir cuando el confinamiento acabe.
- Limitad el uso de las tecnologías, pero con flexibilidad:

Hay tiempo para todo, y en estos momentos no es conveniente ser rígidos o rigurosos, es importante que en la familia se fije el tiempo dedicado a la tecnología, sobre todo para que los más mayores no dediquen la mayor parte del tiempo del día a ellas, así que debemos ser flexibles con ellos.
Para los adolescentes es muy importante que estén en contacto con sus amistades, que realicen videoconferencias, que jueguen en línea, que mantengan sus relaciones con los iguales con los medios con los que sí contamos actualmente, internet.
Facilitadles espacio para la comunicación con sus amistades. Ellos y ellas necesitan mantener el contacto con sus iguales.
- Leed o realizad actividades de ocio:

Aprovechad para leer cuentos a los más pequeños, también un tiempo para que podamos leer los adultos/as. Esos libros que vamos dejando para cuando tengamos tiempo.
Lo mismo con todas aquellas cosas que os gustan y que vamos dejamos para cuando tengamos tiempo. Aprender a cocinar algo diferente, cocinar con ellos, hacer manualidades.
- Aprended cada día algo nuevo, o hacer partícipes a nuestras criaturas en algo nuevo para ellos/as:
Que nos acompañen en la elaboración de la comida, aprender a hacer galletas o un bizcocho, aprender a hacer su cama, batir un huevo, hacer la cama, coser un botón. Al tener más tiempo y nosotros/as también, pueden aprender algo nuevo y que sea motivador para ellos.
- Atended el mundo emocional.
Tanto de los más pequeños como de los adolescentes. Acompañar su emoción cuando surja, con una mirada amable y comprensiva, en definitiva con amor. Poner nombre a la emoción que sienten y ayudar a su expresión.
Y antes de detallar a qué nos referimos con la atención emocional de la infancia, es primordial atendernos también a nosotros/as, los adultos/as: es importante que cada uno de nosotros/as tenga un tiempo individual para desconectar, sea salir a comprar alternativamente, una ducha larga, un espacio a solas en nuestra habitación. Si en tu caso sólo eres uno/a, intenta disfrutar de un tiempo para ti, busca el momento para ello o propicia que puedas tenerlo, sin excusas y sin culpas.Ahora mismo, la inteligencia emocional es nuestra aliada.
¿Qué es la atención emocional? ¿qué podemos hacer?
Empatía, mirarles con cariño y acoger lo que están sintiendo.
Entender que lo que le ocurre no lo hace a propósito es lo más importante para mantener la calma, ya lo decíamos antes, un adulto regulado permitirá que el niño/a se regule, y le estás ofreciendo calma y seguridad, una base segura.Permitir la emoción, ayudar a expresar y a darle voz a la emoción.
Ayudad a que puedan expresar lo que les está pasando por el cuerpo y lo nombren, si no saben nombrarlo ponerle nombre vosotros y narrar la experiencia una vez que haya pasado, cuando ellos estén en calma. Tener la oportunidad de hablar de lo ocurrido, de narrarlo para aprender de la experiencia.Ayudarle a nombrar la emoción.

Narrar.
Una vez que estemos todos calmados debemos hablar, un momento en el que el niño/a esté tranquilo/a, narrar lo sucedido, cómo lo sentía en el cuerpo, nombrar la emoción, cómo lo expresó, qué podemos hacer la próxima vez que notemos por el cuerpo una sensación similar. Si el niño/a es muy pequeño/a, podemos ayudar a narrar a través de un cuento cortito que nos inventemos en el momento. “Había una vez, una niña llamada María que de un día para otro se despertó y no podía salir de casa. Algunos días, como no lo comprendía se transformó en un volcán, y cada día el volcán rugía un poquito y un poquito más….” podemos completarlo con el niño o niña, dibujarlo, crearle finales, buscar soluciones que a la niña del cuento le ayuden en el encierro hasta el día que ya no haca falta y deje de ser un volcán para volver a ser María. ¿Cómo se sentía María siendo volcán? ¿Cómo ayudarías tú a María? ¿Qué crees que necesita? Si es más mayor, a partir de los 8 años, podemos avanzar un poco más en el conocimiento emocional, después de identificar la emoción y dónde la siente en el cuerpo, podemos preguntarle qué pensamientos tuvo, que los exprese en voz alta, y entre todos ellos buscad juntos la mejor manera de actuar la próxima vez que tenga una sensación similar que le esté avisando de la emoción, se trata de encontrar la mejor solución que pueda arreglar la situación que le ha generado una emoción. Todo esto con nuestra ayuda, pero escuchad, seguro que os sorprendéis.Te proponemos una actividad para estos días de confinamiento.

Los niños van a acusar mucho este confinamiento y van a vivir muchos cambios emocionales en los que debemos prestar una adecuada atención. Mucho cariño, mirada empática, sobre todo amor incondicional. Pero recuerda, sobre todo debes cuidar de ti, de tus emociones y necesidades para poder cuidar la de los demás. Trátate con cariño.

Psicólogas y Psicoterapeutas Humanistas
Directoras de AGua Psicología Guadalajara.
2 comentarios
Muchas gracias por hacerlo más fácil.
Un beso
Gracias Sole por escribirnos y que haya sido útil. Un abrazo.